Aproximadamente el
15% de la población tiene en su vida al menos un episodio de depresión mayor.
La depresión grave ocupa el quinto lugar entre las diez causas principales de
enfermedad, y en algunos grupos de edad es la cuarta causa de muerte.
En el año 2001 la
OMS (Organización
Mundial de la
Salud ) edita un comunicado en el que advierte de la participación
de la depresión en la etiología de un número importante de enfermedades
orgánicas. Señala que la
depresión es precursora de gran número de enfermedades orgánicas tales como cáncer, infarto, artritis
reumatoide, etc.
La depresión se
caracteriza psíquicamente por un estado de ánimo profundamente doloroso, la
pérdida de interés por el mundo exterior y de la capacidad de amar, la
inhibición de todas las funciones del yo (anorexia, insomnio...) y la disminución
del amor propio. Esta disminución del amor propio se traduce en reproches y
acusaciones continuas que el paciente se dirige a sí mismo.
Se produce siempre
frente a una pérdida de objeto. La pérdida puede ser de una persona amada o de
un ideal y es característico que sea inconsciente: el deprimido no sabe lo que
ha perdido, o si se trata de una persona, no sabe lo que con ella ha perdido,
es decir, lo que esa persona significaba para él. Sin embargo, no toda pérdida
de objeto es seguida de una depresión, la reacción normal ante la pérdida es el
duelo.
El mayor riesgo de
estar deprimido, es la tendencia al suicidio que tienen estos pacientes, y que
hace que éste sea un importante problema de salud. El 15% de los pacientes con
depresión no tratada, se suicidan. El suicidio es responsable de más muertes al
año que las producidas anualmente por el conjunto de todos los conflictos
bélicos que asolan el planeta.
Pero además un paciente
deprimido también puede cercenar su vida no sólo con los métodos por todos
conocidos (como arrojarse al vacío o tomar pastillas) sino también mediante lo
que podríamos llamar “suicidios encubiertos” ya que tiene mayor riesgo de sufrir
enfermedades físicas que pueden ser mortales (por ejemplo, cardiopatía isquémica)
y es más propenso a realizar conductas de riesgo (como fumar, mantener relaciones
sexuales de riesgo, no cumplir los tratamientos médicos, etc.) que serían
formas de suicidarse poco a poco.
El psicoanálisis es
de gran utilidad para estos pacientes.
Si usted presenta uno
de estos síntomas, es el momento de consultar a un psicoanalista.
“Comienzo a psicoanalizarme, no para curar ninguna
herida pasada, sino para vivir mejor los años futuros.”
Miguel Oscar Menassa
3 comentarios:
Genial la frase final!
Hay diferencia entre melancilía y depresión?
Hola Sunshine, la frase final define de una manera poético lo que es el psicoanálisis.
Con respecto a la pregunta, Freud utiliza el término de melancolía para hablar de lo que actualmente se conoce por depresión, son términos equivalentes.
Un saludo
Pilar Rojas
Una enfermedad muy complicada y dificil, pero se puede. Vean la serie PSI, es de psicología y es muy entretenida.
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