En 1894 Freud describe un complejo de síntomas al que le da el nombre de neurosis de angustia (lo que hoy se conoce como trastorno por ansiedad) porque todos sus componentes pueden ser agrupados en torno a uno principal, que es la angustia. La aportación que se hace a la Psiquiatría con esta descripción es fundamental, ya que hasta entonces esta neurosis estaba incluida en una especie de cajón de sastre, junto con otros tantos padecimientos psíquicos. Poder aislarla y reconocerla, es el primer paso para su posible abordaje terapéutico.
La neurosis de angustia puede manifestarse de manera completa o con un desarrollo rudimentario (es decir, se puede producir la crisis de angustia completa o sólo alguno de sus componentes aislados: la taquicardia, la taquipnea, etc.), así mismo, puede aparecer aislada, como único padecimiento del paciente, o en combinación con otras neurosis, en cuyo caso hablamos de neurosis mixta.
El cuadro clínico tiene las siguientes características:
A) La excitabilidad general: surge siempre, y es teóricamente muy importante. Una elevada excitabilidad indica siempre acumulación de excitación o incapacidad de resistirla; esto es, acumulación absoluta o relativa de excitación. Dentro de esta elevada excitabilidad estaría por ejemplo la hiperestesia auditiva (una hipersensibilidad con respecto a los ruidos) que puede ser causa de insomnio.
B) La espera angustiosa: La espera angustiosa es el síntoma nodular, se trata de un “quantum” de angustia, libremente flotante, que se halla dispuesto en todo momento a enlazarse a cualquier idea.
Por ejemplo: La mujer que cada vez que oye toser a su marido, propenso a los catarros, piensa en la posibilidad de que contraiga una neumonía mortal, y ve en su imaginación pasar el entierro. O aquella otra que cuando al volver a casa ve un grupo de personas ante su puerta, piensa que alguno de sus hijos se ha caído desde un balcón, y si oye la sirena de una ambulancia, piensa que es algún ser querido el que va en ella. Todas estas ideas son del orden de la espera angustiosa. La espera angustiosa se da también mitigada en lo normal, es lo que llamamos ansiedad o tendencia a la visión pesimista de las cosas, pero en la neurosis de angustia, sobrepasa siempre el nivel normal.
C) Esta espera angustiosa, constantemente en acecho, puede también irrumpir de repente en la conciencia en forma de un ATAQUE DE ANGUSTIA o ATAQUE DE PÁNICO. El ataque puede consistir tan sólo en la sensación de angustia, sin ninguna otra representación asociada, o bien asociarse a la idea de muerte o locura o acompañarse de sensaciones físicas (lo que se llama cortejo sintomático de la angustia) tales como parestesias, palpitaciones, disnea, sudores, atracones de comida, etc. Con frecuencia en estos casos el paciente no menciona la sensación de angustia o alude ligeramente a ella, calificándola de malestar. La combinación de estos elementos en el ataque de angustia es infinitamente variable, y además cada uno de los síntomas puede constituir por sí solo un ataque de angustia y serían equivalentes del mismo. Es decir, el paciente no presenta sensación de angustia, sino uno de los síntomas concretos como: palpitaciones, perturbaciones de la respiración, ataques de sudor (a veces nocturno), ataques de bulimia, despeños diarreicos (diarrea abundante que se produce de manera abrupta), síntomas digestivos como sensaciones de náuseas y malestar, vértigo, etc.
D) Sobre la base de la espera angustiosa, por un lado, y por otro de la tendencia a los ataques de angustia y de vértigo, se desarrollan fobias típicas:
Fobias relacionadas con la locomoción (con el movimiento, con la deambulación). La más típica es la agorafobia (miedo a los espacios abiertos), que se precede con frecuencia de un ataque de vértigo sin angustia, que acontece en la calle. La locomoción en estos pacientes no se ve afectada excepto en determinadas condiciones, tales como la falta de un acompañante o el paso por calles estrechas, etc.
E) Varios de los síntomas citados que acompañan o representan al ataque de angustia, se presentan también en forma crónica, siendo entonces más difícil descubrirlos, ya que la sensación de angustia concomitante es menos precisa que en el ataque de angustia. Así sucede especialmente con la diarrea, el vértigo y las parestesias, la sensación duradera de cansancio, etc.
El psicoanálisis es de gran utilidad para estos pacientes.
Si usted presenta uno de estos síntomas, es el momento de consultar a un psicoanalista.
La neurosis de angustia puede manifestarse de manera completa o con un desarrollo rudimentario (es decir, se puede producir la crisis de angustia completa o sólo alguno de sus componentes aislados: la taquicardia, la taquipnea, etc.), así mismo, puede aparecer aislada, como único padecimiento del paciente, o en combinación con otras neurosis, en cuyo caso hablamos de neurosis mixta.
El cuadro clínico tiene las siguientes características:
A) La excitabilidad general: surge siempre, y es teóricamente muy importante. Una elevada excitabilidad indica siempre acumulación de excitación o incapacidad de resistirla; esto es, acumulación absoluta o relativa de excitación. Dentro de esta elevada excitabilidad estaría por ejemplo la hiperestesia auditiva (una hipersensibilidad con respecto a los ruidos) que puede ser causa de insomnio.
B) La espera angustiosa: La espera angustiosa es el síntoma nodular, se trata de un “quantum” de angustia, libremente flotante, que se halla dispuesto en todo momento a enlazarse a cualquier idea.
Por ejemplo: La mujer que cada vez que oye toser a su marido, propenso a los catarros, piensa en la posibilidad de que contraiga una neumonía mortal, y ve en su imaginación pasar el entierro. O aquella otra que cuando al volver a casa ve un grupo de personas ante su puerta, piensa que alguno de sus hijos se ha caído desde un balcón, y si oye la sirena de una ambulancia, piensa que es algún ser querido el que va en ella. Todas estas ideas son del orden de la espera angustiosa. La espera angustiosa se da también mitigada en lo normal, es lo que llamamos ansiedad o tendencia a la visión pesimista de las cosas, pero en la neurosis de angustia, sobrepasa siempre el nivel normal.
C) Esta espera angustiosa, constantemente en acecho, puede también irrumpir de repente en la conciencia en forma de un ATAQUE DE ANGUSTIA o ATAQUE DE PÁNICO. El ataque puede consistir tan sólo en la sensación de angustia, sin ninguna otra representación asociada, o bien asociarse a la idea de muerte o locura o acompañarse de sensaciones físicas (lo que se llama cortejo sintomático de la angustia) tales como parestesias, palpitaciones, disnea, sudores, atracones de comida, etc. Con frecuencia en estos casos el paciente no menciona la sensación de angustia o alude ligeramente a ella, calificándola de malestar. La combinación de estos elementos en el ataque de angustia es infinitamente variable, y además cada uno de los síntomas puede constituir por sí solo un ataque de angustia y serían equivalentes del mismo. Es decir, el paciente no presenta sensación de angustia, sino uno de los síntomas concretos como: palpitaciones, perturbaciones de la respiración, ataques de sudor (a veces nocturno), ataques de bulimia, despeños diarreicos (diarrea abundante que se produce de manera abrupta), síntomas digestivos como sensaciones de náuseas y malestar, vértigo, etc.
D) Sobre la base de la espera angustiosa, por un lado, y por otro de la tendencia a los ataques de angustia y de vértigo, se desarrollan fobias típicas:
Fobias relacionadas con la locomoción (con el movimiento, con la deambulación). La más típica es la agorafobia (miedo a los espacios abiertos), que se precede con frecuencia de un ataque de vértigo sin angustia, que acontece en la calle. La locomoción en estos pacientes no se ve afectada excepto en determinadas condiciones, tales como la falta de un acompañante o el paso por calles estrechas, etc.
E) Varios de los síntomas citados que acompañan o representan al ataque de angustia, se presentan también en forma crónica, siendo entonces más difícil descubrirlos, ya que la sensación de angustia concomitante es menos precisa que en el ataque de angustia. Así sucede especialmente con la diarrea, el vértigo y las parestesias, la sensación duradera de cansancio, etc.
El psicoanálisis es de gran utilidad para estos pacientes.
Si usted presenta uno de estos síntomas, es el momento de consultar a un psicoanalista.
“Comienzo a psicoanalizarme, no para curar ninguna herida pasada, sino para vivir mejor los años futuros.”
Miguel Oscar Menassa
2 comentarios:
Muy interesante. Mis felicitaciones por el redactado y la precisión. Mi pregunta és un estado de ansiedad crónico o un quadro de angustia largo puede ocasionar acufenos? gracias.
Hola Suna, un cuadro de ansiedad crónico podría producir acúfenos, aunque éstos pueden estar en relación a otras cuestiones psíquicas.
Un saludo y gracias por el comentario
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