jueves, 14 de octubre de 2010

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL AMOR


(Escultura de Bernini. Rapto de Persépone a manos de Plutón)

ENTREVISTA A NORMA MENASSA PARA UNA CITA CON LA PALABRA T.V

Dra. Alejandra Menassa: Vamos a comenzar con una pregunta sencilla ¿Qué es el amor?
Dra. Norma Menassa: De sencilla, no tiene nada pero es una pregunta que se la hace todo el mundo. Si les digo que es sólo un sentimiento, estaría rebajando su categoría. En principio no lo podríamos abarcar con una definición general. El amor es lo que para cada uno es el amor. Es la manera en que cada uno lo va forjando día a día hasta llegar a descubrirlo y poder decir “Yo lo amo”. Incluye un doble trabajo, el mío de ir construyéndolo paso a paso hasta poder llegar a esa frase, y el trabajo de él o ella, que es todo lo que hicieron para hacerse amar. Todo lo que me dieron que era impensable para mí, porque yo no me lo podría haber dado, porque no lo tenía, porque no lo sabía. Vemos entonces que el amor no puede hacerse en soledad, siempre es de a dos. Es una voluntad humana que sólo se pone en juego con otro, y que siempre será una acción: dar y recibir. Y en ese dar y recibir se va armando una relación donde uno toma lo que el otro le da, y viceversa, es decir y esto es lo importante que no toma al otro, sino lo que el otro le da. Siempre está el don como intermediario y es así como con el amor surgen los inventos, como lo son las palabras de amor, que a veces no tienen ningún sentido, no dicen nada, sólo que en esas palabras inventadas viaja el “te quiero dar”.
Dra. Pilar Rojas: ¿Porqué necesitamos los humanos amar y ser amados?
Dra. Norma Menassa: Necesitamos amar y ser amados para mantener ese intercambio que no me deja solo, para tener esa otra posibilidad y para poder crecer, ya que es sólo con amor que aprendí a leer, a escribir, a trabajar, a escuchar, y a que me vengan del otro esas palabras que necesito y que me faltan. Hay una necesidad en cada ser de dar lo que a uno también le fue dado con amor, y hay una necesidad de ser amados, es decir, contactar con lo que de humano tiene el otro para sentir que estoy enlazado a una cadena de humanos que me antecede y me precede.
Dra. Alejandra Menassa: ¿Es lo mismo enamorarse que amar?
Dra. Norma Menassa: El enamoramiento no es el amor. El enamoramiento es ese flechazo de cupido que me deja impactada por ese golpe de la mirada donde soy invadida por la imagen del otro, pero que todavía no hemos iniciado una conversación. Es decir, todavía no nos conocemos, no sé de su bondad ni de su maldad, todavía no se efectuó esa transformación donde por amor abandono la hostilidad o esos impulsos agresivos que llevan a la destrucción y que todos tenemos.
El diamante en bruto del enamoramiento tiene que ser tallado y entrar en el camino de la tolerancia, de la comprensión, del aprendizaje, es decir que toda la pasión del enamoramiento se tiene que transformar en algo mas, tengo que llegar a convencerme de que no soy el dueño de la otra persona ni que ella es mi dueña, cosa que habla de una relación cerrada como un candado, sino llegar a pensar que lo propio no es el otro, que lo propio es mi misma pregunta: Si puedo amar y si puedo hacerme amar por otro.
Dra. Pilar Rojas: ¿Existe alguna relación entre el enamoramiento y la locura?
Dra. Norma Menassa: El enamoramiento es una pasión puesto que todavía le faltan las palabras. Pero si bien el enamoramiento tiene la fuerza de la pasión, también tiene sus defectos, esa impulsividad, esa pasión de apoderamiento. En tanto que pasión, o sea fuerza irracional, daría lugar a todos los actos apasionados que pueden llegar hasta el crimen y allí tenemos todos los dramas pasionales de la crónica periodística que son cercanos a la locura, en tanto se pierden los límites que son ese espacio necesario entre uno y el otro, que es el que evita el avasallamiento e impone el respeto. Y no hay verdadero amor sin respeto.
Dra. Alejandra Menassa: ¿El dicho popular que dice que el amor es ciego, tiene alguna base científica?
Dra. Norma Menassa: La frase “El amor es ciego”, se refiere a esa fascinación del enamoramiento, donde los ojos del amor son ciegos porque siempre enfocan una parcialidad, o bien los ojos, o las piernas, o las manos, o el cuerpo o una parte del cuerpo, es siempre al pié de una imagen donde el sujeto cae fascinado. Esto nos lleva a una etapa del desarrollo del humano, aquella inicial donde el mundo le entraba por los ojos. Dónde es sólo un pequeño ser recién nacido que recibe solo estímulos, impactos, pero que todavía no habla. No le puede poner palabras a lo que vio, todavía no conocemos su verdad. Con lo que él es de verdad todavía no tenemos contacto. Porque el ser humano no es sólo su figura, su cara, además es otra cosa, es un ser que piensa, que sufre, que ama, que odia, que se equivoca, que tiene sueños y aspiraciones y de eso poco se sabe con sólo la imagen, de eso se sabe porque lo dice, lo pone en palabras. De todo esto nos enteramos cuando hablamos. Que el amor es ciego, es porque no ve el alma. Pero a esa frase le puedo contestar con otra frase popular que dice: Hablando la gente se entiende.
Dra. Pilar Rojas: ¿El amor se presenta siempre como amor o se puede presentar encubierto por otros sentimientos?
Dra. Norma Menassa: El amor que no ha alcanzado la madurez, ese amor de la imagen, tiene como si fuese una balanza con dos platillos, en uno el amor y en el otro el odio. Es lo que se llama el amor ambivalente. Cosa que también está popularizada en la creencia de un disfraz del amor. Frases como “Porque te quiero te aporreo”, “Si tiene celos es porque te quiere”. Es aquí donde el amor es el equivalente de otros sentimientos. Cuando lo que pasa es que el verdadero amor siempre sabe que hacer con el odio o con los celos, los atempera, los transforma, los resuelve de alguna otra manera sin actuarlos.
Los celos nacen llevados por esa pasión de apoderamiento y cuando un tercero aparece en escena y es vivido como interponiéndose en la pareja, suele ser el tercero en discordia. Ella o El miran a otros o quieren a otros más que a mí. O ella es querida por otro y yo no, o no soy el único que la posee. Estos celos son normales y aparecen siempre que exista la posibilidad de que se abra ese candado de a dos. Pero también es su posibilidad de apertura.
Hay un sentimiento todavía más primitivo que los celos que es la envidia. En ésta el tercero todavía no cuenta, es anterior a su aparición y se puede formular como: “quiero tener lo que tu tienes, pero no para amarlo sino para destruirlo, para que no lo puedas volver a tener, para quitártelo, no para compartirlo. Quiero tu nuevo modelo de coche, y como no lo puedo tener, te lo rompo, te lo rayo, para que el deterioro te llegue a ti. La envidia se muestra generalmente como ataques, son ataques de envidia, uno se siente atacado.
Dra. Alejandra Menassa: ¿El amor es incondicional?
Dra. Norma Menassa: El amor cuando ha alcanzado su madurez pierde esa incondicionalidad que por ejemplo tenía el amor de una madre, esa que dice que es mi hijo aunque sea un delincuente, ese amor es un amor incondicional. Pero si hablamos de una relación que se va forjando con el trabajo de los dos, con lo que uno va haciendo para que el otro lo ame, el amor pierde esa forma incondicional porque si me maltratas yo no te quiero. A veces el amor tiene deformaciones donde lo que se busca no es el amor dado y retribuido sino lo que se busca es otro tipo de goce, se busca el sufrimiento y entonces la relación se transforma en otra cosa, ya no es una pareja amorosa que busca la felicidad en la vida de los dos, sino que se establece una relación de dominio de uno sobre el otro o un tipo de pacto donde el sufrimiento está en el medio, y es así como tenemos una relación sadomasoquista, por ejemplo, o cualquier otra forma que tome el desvío.
Dra. Pilar Rojas: ¿Es mas fácil amar o ser amado?
Dra. Norma Menassa: Más fácil es ser amado porque tiene menos exigencias, no le pide nada más que esté allí, que exista. Ser amado es lo primero que se instala, aún antes del nacimiento, en esa espera donde los padres comienzan por buscarle un nombre, donde le hablan, donde lo ilusionan. Es así que el niño pasa siempre por ese amor que viene de los padres y que lo va armando, que lo va constituyendo. El necesita ser amado para poder desarrollarse y crecer, es a partir de ese amor que el aprenderá a amar. Es decir que primero recibe el amor pasivamente, pero no puede quedarse en esa posición de recibir solamente porque la vida y la relación con los otros le va a pedir que también pueda devolver ese amor, que haga un intercambio. Por eso tiene que pasar a la actividad y comenzar a amar, no sólo para que el otro lo ame sino para poner en juego toda su potencia de actividad, y dar un paso más. Sentir que entró en el mundo de los grandes, donde se dan los grandes amores, y los pactos más fuertes.
Dra. Alejandra Menassa: ¿Hay amores fieles?
Dra. Norma Menassa: La fidelidad es una cuestión humana, y como humana tendría que ser una pregunta constante. Allí en la película que filmamos (¿Infidelidad?), se pone en la pantalla por ejemplo un tipo de amor donde detrás de lo que podría se tomado como una infidelidad, se juega la sólida fidelidad de una pareja. Lo fiel tiene que ver con el amor, lo infiel tiene que ver con el deseo, ese que busca siempre algo que lo complete sin jamás encontrarlo y es por eso que salta de un objeto a otro buscando ese encuentro que no se dará. El amor viene a calmar esa insatisfacción, y es el soporte de una relación que como soporte puede soportar esa inconstancia del deseo. Después claro que hay amores muy fieles, el amor del poeta por la poesía, el del artista por su arte, el del científico por la ciencia, y el del hombre por esa mujer que construyó y que a su vez hizo de él un hombre.
Dra. Pilar Rojas: ¿La imposibilidad de amar se cura con psicoanálisis.
Dra. Norma Menassa: La imposibilidad de amar es una de las consultas más frecuentes que llegan al psicoanalista. A través de un psicoanálisis, se le da la oportunidad al paciente de hacer ese pasaje que si bien se efectuó, tenemos que considerar que existe como un regreso a un momento del crecimiento de ese psiquismo, que se queda en la aprehensión del mundo por la mirada, cuando en su realidad tendría que haber dado un paso más, dejar el mundo de las cosas miradas y pasar a ponerle al mundo y a las cosas que lo rodean, sus palabras. Donde las cosas dejan de ser las cosas y pasan a ser lo que yo digo de las cosas.