martes, 18 de junio de 2013

ANOREXIA. UN CASO CLÍNICO

ANOREXIA. UN CASO CLÍNICO, EN LA REVISTA 


La anorexia no es un "no comer" sino un "comer nada" y "nada" es algo que existe en el plano simbólico, por eso que en la anorexia el sujeto "come nada" que no es lo mismo que la falta de actividad. La actividad no puede faltar, la pulsión no puede faltar.
El niño frente a lo que tiene delante, la madre de quien depende, hace uso de esa ausencia que saborea. Gracias a esa nada, consigue que ella dependa de él.
Separar el placer de la boca de la comida, separar la fábrica de leche del cuerpo de la madre, separarse del pecho de la madre porque eso ya no es nada para él, ya no es su punto de sostén, es algo a lo que se niega el sujeto que está en posición anoréxica. Esta separación la posibilita la operación de frustración.
Sólo si se instala la pulsión oral como placer de la boca es que el alimento es alimento, sólo cuando la necesidad de comer se instala como deseo de comer, sólo cuando la necesidad de comer se humaniza.
La anorexia no se sitúa a cualquier nivel, compromete una función ineludible para la vida. Si no como, muero. Por eso esta enfermedad tiene mucho que ver con la propia producción de la mortalidad.
Provenimos del sexo y vamos hacia la muerte, por eso que sexo y muerte se anudan irremediablemente para siempre y ese nudo nos sostiene.
Así como el amor es lo que sostiene a la especie, el hambre es lo que sostiene al individuo, siendo los trastornos del hambre y del amor cuestiones que se juegan en la constitución de la mortalidad en el ser humano.
El ser humano no se desembarazó del sexo y de la muerte, sin embargo imaginó un truco absolutamente formidable: la huida en las enfermedades imposibles. Y como humano que es, siempre se las arregla para que todos sus trucos recaigan sobre su propia cabeza. Uno de esos trucos es la anorexia-bulimia y sólo el psicoanálisis es capaz de desanudar cosa semejante.
A continuación, traemos un caso de anorexia infantil tratado y resuelto con psicoanálisis de la madre y una breve intervención puntual con la niña.
CASO CLÍNICO DE ANOREXIA INFANTIL
Se trata de una paciente que nos consulta porque su hija de dos años, ha sido diagnosticada de anorexia por el pediatra. Dice que se niega a comer, que en ocasiones necesitan dos o tres horas, para que jugando, consigan darle de comer algo. Al parecer, en la guardería come algo mejor que en casa. Cuando se enfada con los padres, vomita con pasmosa facilidad la comida. Vemos una vez a la niña, está por debajo del peso esperado para su edad, pero es muy despierta y activa. Se encarama con destreza a la silla, toma un lápiz y un cuaderno de encima del escritorio y comienza a dibujar círculos. La psicoanalista le pregunta: ¿qué son esos círculos? ¿bocas?, ríe como descubierta. La niña se encuentra en plena fase oral.
Se mantienen algunas entrevistas conjuntas con los padres, en una de ellas, traen a la pequeña, cuando la madre se queda en la sala de espera con la niña, y el padre pasa al despacho con la psicoanalista, la niña comienza a llorar desesperadamente, me acerco, le acaricio la cara y le digo: no me lo voy a comer a papá, tranquila, solo vamos a hablar.
Los fantasmas de devoración característicos de la fase oral están en plena efervescencia.
Se tranquiliza y deja de llorar.
Se le indica a la madre que dado que la niña es tan pequeña, debe ser ella la que se psicoanalice. Accede a ello y nos cuenta que durante el embarazo tuvo problemas varios y que después del parto, tuvo una mastitis y grietas en los pezones, que le impedían dar de mamar a la niña. Parece que todo esto nos habla de un rechazo inconsciente a alimentarla.
Desde que ha tenido la hija, ha dejado de trabajar, y se pasa el día en casa con ella. Está muy asustada por el diagnóstico de anorexia. Habla de la niña como si fuera un monstruo de inteligencia superior que los manipula a su marido y a ella con la comida. Es frecuente esta inversión de la dependencia en los casos de anorexia, donde los padres terminan dependiendo del hijo. En análisis se observó que el rechazo a alimentarse de la niña en realidad es sólo el reflejo a un rechazo a alimentarla de la madre.
Pilar Rojas MartínezPsicoanalista
Médico Especialista en Reumatología y
en Medicina Familiar y Comunitaria
696 194 259
pilar.rojas@wanadoo.es
www.pilarrojas.com

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