jueves, 9 de febrero de 2012

EL DESEO INCONSCIENTE


                                                      Renuncia. Miguel Oscar Menassa

En el hombre, por el hecho de hablar, hay  un trastrocamiento de todo lo biológico, hay una desviación. Freud llamó al niño, a la sexualidad del niño, “perversa” dijo, es un perverso con muchísimas formas de perversión, porque no podía entender todavía que por el hecho de hablar, está todo desviado en el ser humano. Todo aquello que en el animal es normal, en el ser humano está trastrocado por la palabra.
El trastrocamiento se debe a que el deseo no piensa, no juzga, no calcula, sólo le interesa expresarse, sólo le interesa transformarse, por  lo tanto, cuando decimos que el deseo  inconsciente no tiene objeto, lo que queremos  decir es que puede ser cualquier objeto. El  deseo inconsciente puede desear cualquier  objeto, porque no le interesa los objetos, le interesa expresarse.
El deseo inconsciente se expresa más allá,  por eso hay que saber arreglárselas con la angustia, porque la angustia se siente precisamente por eso que tememos, por ejemplo, una cantante que tiene miedo de que  le salga mal el canto, un alumno que tiene miedo después de haber estudiado salir mal en el examen, una pareja de novios que a pesar  de que se aman y se desean tienen miedo  de fracasar en sus primeros intentos…
Todo esto es porque cada uno de nosotros  percibe que hay algo en nosotros que no manejamos para nada, que puede acontecer en  cualquier momento, que en cualquier momento me puedo olvidar de la letra del  tango, que en cualquier momento puedo equivocar el sexo de mi mujer, en cualquier momento puede haber un acto fallido. Sin querer estoy diferenciando,  demanda de deseo.
Para amar, la demanda amorosa, yo necesito  una persona. Porque lo único que le pido a la persona que amo es que me ame. Y eso únicamente lo puede otra persona, a pesar de que a veces amamos animales, árboles, plantas… pero para amar necesito de una persona. En cambio para desear no necesito de ninguna persona.  Porque al objeto del deseo no le pido nada, en cambio al objeto del amor sí le pido. Le pido que me ame. Eso es una diferencia fundamental entre deseo y demanda amorosa.
Después, la otra diferencia que tenemos que hacer es con la necesidad. El psicoanálisis llama necesidad a una tendencia que se calma con el objeto que requiere. La necesidad es una tendencia que se calma con el objeto que requiere, para no especular mucho, tengo sed, bebo agua, y dejo de tener sed. Cuando un niño va por el quinto vaso de agua la madre se tiene que dar cuanta que eso no es necesidad, que es una demanda amorosa. Cuando pidió el quinto caramelo, la madre tiene que darse cuenta que ya no es necesario que tome azúcar para sus necesidades fisiológicas, sino que está pidiendo amor, que ya ha transformado la necesidad en demanda.
Cuando en las parejas aparece la frase, te amo, te amo, pero no me alcanza, es que se trata del deseo. Han presenciado múltiples divorcios de personas que decían “nos amamos locamente, pero nos tenemos que separar”. Lo que no podían encuadrar dentro de esa relación amorosa era el deseo. Es decir que el amor no alcanza. La necesidad como muestran los niños, no alcanza. Una vez cubierta la necesidad, demandamos amor, y una vez que hemos conseguido ser amados tenemos que desear.
Es decir, el más alto grado de humanidad es el deseo. En el sentido de que no puedo desear si no estoy en el mundo. En cambio, puedo necesitar, estando en los brazos de mi
madre, los brazos de mi madre pueden durar hasta los cincuenta años, y puedo demandar amorosamente, y no estoy haciendo otra cosa que demandar amorosamente a mi madre. Es decir, que sólo el deseo asegura que estoy en el mundo.

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